Mi experiencia con Sampa. Un viaje prometedor que se convirtió en una trampa.Siguiendo las recomendaciones de Sampa, nos aventuramos por Baja California con la promesa de una ruta inolvidable. Punta Arena nos esperaba, o eso creíamos. Lo que realmente nos esperaba era un mar de arena traicionero, tan suelto que atrapó sin piedad a dos vehículos: un Jeep y un JAC con demasiado peso y poco motor para escapar. No había advertencias, no había señales. Sólo la cruda realidad de una trampa de arena que, al parecer, no era la primera vez que se cerraba sobre clientes desprevenidos, fue confirmada por la grúa de rescate que nos ayudó.Al pedir ayuda a la agencia, su respuesta fue clara y fría: "Lea el manual". Y cuando buscamos ayuda externa, descubrimos que la lección tenía un precio: 12 mil pesos por el rescate. ¿Lo más inquietante? La misma empresa que nos envió ahí (Sampa) se aseguró de que pagáramos cualquier costo -habiendo escuchado a los rescatistas hablar con el agente de la compañía.Para completar la experiencia, las tiendas adicionales que rentamos nunca nos fueron entregadas. Así que, bajo un cielo estrellado y con la decepción como única compañía, dormimos lo mejor que pudimos.Si se trataba de una prueba, Sampa la suspendió. Si hubiera sido una emergencia real, prefiero no imaginarme el resultado.Muy mala experiencia con Sampa y su pésimo servicio de atención al cliente. No caigan en la misma trampa que nosotros.